El barroco en la música, al contrario de otras ramas del arte, pervive un poco más en el tiempo y se extiende hasta la década de los 50 y 60 del siglo XVIII, cuando mueren los últimos grandes exponentes de la época barroca: Antonio Vivaldi, Georg Philipp Telemann, Jean Philippe Rameau, Johann Sebastian Bach, Doménico Scarlatti y Georg Friedrich Händel.
Los miembros de la última generación importante nacen todos entre 1668 y 1685, donde muchos de ellos representan el cénit nacional y de la era en el país donde vivieron: Vivaldi en Italia, Bach y Telemann en Alemania, Händel en Inglaterra, Rameau y Couperin en Francia y Scarlatti en España. Aunque algunos de ellos no solo se apegan a su escuela nacional y hacen una síntesis y resumen de todas las escuelas como es el caso de Bach, Handel y Telemann, todos nacidos en Alemania, aunque Handel se marcha a Italia en 1706 para no volver jamás y asentándose en Inglaterra en 1713 hasta su muerte, convirtiéndose en el mayor exponente de la escuela inglesa.
Es con esta generación alemana, especialmente por Bach, cuando el mundo musical germánico se convierte en la patria musical de primer orden, superando a Italia y desplazándola en ser la máxima potencia musical, que durará hasta principios del siglo XX, desde Bach hasta Schonberg y la segunda escuela de Viena.
En esta última etapa del barroco, que comienza hacia 1700-1710, cuando esta generación empieza a ser activa en el mundo musical de la época, la música adquiere y avanza a una nueva dimensión sin romper el estilo barroco en todos los ámbitos, desde los géneros y formas, hasta la forma de escuchar la música pasando por los instrumentos e instrumentación. El barroco musical adquiere aquí una espléndida madurez, apogeo y una gran refinación inédita en las dos etapas anteriores, que culminará especialmente en la obra de Johann Sebastian Bach y Georg Friedrich Händel, las dos grandes figuras dominantes de este periodo.
Jean Philippe Rameau es el más importante teórico musical del siglo XVIII y junto con Bach estableció el sistema tonal que perduraría hasta el siglo XX. Sus obras son la cumbre del Barroco francés.
La técnica de la polifonía y el contrapunto aún tiene una especial importancia en esta época, de forma más notable en Alemania y sobre todo en Bach, pero la homofonía adquiere cada vez más auge e importancia, conviviendo las dos técnicas durante algunas décadas, de forma a la par durante esta generación de compositores, algunos de ellos como Bach o Händel, dominándolos con gran maestría.
Uno de los hitos más importantes del último estilo del Barroco es el definitivo asentamiento de la tonalidad en la música occidental con una de las obras más importantes de la música universal, el clave bien temperado BWV 846-893, de Bach, una colección en dos libros publicados en 1722 y 1744 que se compone de 24 preludios y fugas cada libro en los tonos del sistema tonal, siendo una demostración del sistema tonal que estará vigente durante casi 200 años hasta principios del siglo XX.
En el mismo año del primer libro, 1722, de forma simultánea aunque independiente, se publicara también el primer gran tratado del sistema tonal, el Tratado de armonía reducida a sus principios naturales de Jean Philippe Rameau, que aunque este tratado es imperfecto, se utilizara como referencia hasta principios del siglo XX.
Las formas musicales del barroco tardío son prácticamente las mismas del periodo anterior, pero con pequeñas novedades que serán precedentes importantes y abrirán un camino a algunos de los géneros más queridos del clasicismo vienés de la segunda mitad de ese siglo: El concierto para teclado y la sonata con acompañamiento sin bajo continuo.
Händel es una gran figura del último Barroco. Sus óperas son la máxima expresión del género en esa era, siendo conjuntamente con Mozart y Gluck, el compositor más importante del género en el siglo XVIII.
En cuanto a instrumentos, se hacen varios cambios y algunos instrumentos de etapas precedentes no aguantan hasta el final del Barroco y caen en desuso mucho antes, como el laúd y la viola da gamba, en general remplazados por otros más nuevos que en esta época alcanzan un gran auge técnico y de prestigio, como el violín, la guitarra o el violonchelo. El clave seguirá omnipresente en toda la música de este periodo culminando su larga trayectoria de los siglos anteriores en las obras de Bach, Rameau, Händel, y Scarlatti, aunque estará en boga hasta 1770. El órgano seguirá teniendo un peso importante en Alemania, donde, con Bach, alcanza su más alta expresión en toda la historia.
Conforme pasa el tiempo el estilo Barroco, que llevaba ya mucho tiempo como el estilo dominante de la música occidental, es rechazado por las generaciones posteriores a los últimos grandes exponentes del Barroco, que practicarán un estilo más sencillo, con apenas contrapunto, el estilo Galante, en boga desde 1730.
La nueva generación ilustrada, nacida a partir de 1700, la rechazará por complicada, recargada, por abusar del contrapunto, por árida y antigua, y el estilo quedará apegado a partir de 1730 a las generaciones más viejas del momento, extinguiéndose prácticamente entre 1741 y 1767, con la muerte de Vivaldi, Bach, Händel, Rameau y Telemann.